María Cruz Arroyo
12/05/1876 – 22/12/1915.
Nació el 12 de mayo de 1876, en la ciudad de
Guatemala. Hija del Doctor Fernando Cruz, jurisconsulto, diplomático, poeta,
hombre de letras y de doña María Arroyo de Cruz. Fue la mayor de tres hermanos:
Matilde, Fernando y José. Su madre murió cuando ella tenía 11 años. Desde ese
entonces se convirtió en la compañera inseparable de su padre.
Tres años
después de la muerte de su madre, María viajó junto a su familia a Washington,
y en 1890 a Europa.
Los Cruz
Arroyo pertenecían a una burguesía emergente que se consolidó con las reformas
liberales de 1871 y que mejoró su posición gracias al cultivo del café. El
trabajo de su padre, un abogado y diplomático de carrera, le permitió conocer y
estudiar en Francia, España, Gran Bretaña, Italia y Bélgica.
La
primogénita de los Cruz Arroyo hablaba francés, inglés, alemán, italiano,
interpretaba el arpa. Además, pintaba y bordaba.
Desde muy
niña, María supo lo que es el dolor de la orfandad; su madre murió en 1887
cuando ella solo tenía once años, esto fue de gran trascendencia en su vida, ya
que desde entonces fue la compañera, confidente y amiga de su padre, quien no
volvió a casarse sino que se consagró en la educación de sus hijos, siendo así
un amante y cariñoso padre.
En 1889 la
familia de Fernando Cruz esta en Washington y de allí salen para Europa el 4 de
enero de 1890, a donde Fernando va a representar a Guatemala ante Francia y las
cortes de España, Gran Bretaña, Italia y Bélgica. María y sus hermanos tuvieron
una educación completamente europea, pero jamás olvidaron la lengua materna, la
que hablaban a la perfección. Ella. Además del español, sabía francés (lo
conocía como su propia lengua), el inglés, el alemán y el italiano; tocaba muy
bien el arpa, pintaba y bordaba, es decir que tuvo una educación completa y
esmerada.
En las
fotografías se le puede con exceso de atavíos, aunque con sencillez, durante
doce años compartió la vida suntuosa de su padre en los salones de la Legación
de Guatemala en París a donde acudían diplomáticos, amigos y hombres de letras
y allí encontramos entre sus mejores amigos a loa poetas José Joaquín Palma,
autor del Himno Nacional de Guatemala y a Domingo estrada.
María tuvo
una vida social e intelectual intensa, gozó de comodidades, viajes, amistades y
sin embargo la acompaña el tedio, la inconformidad, la insatisfacción que
siempre se traslucen en sus versos. Quizá tuvo alguna decepción amorosa.
“Su rebelde
pensamiento” y “la tormenta que ruge en el fondo de su alma” la impulsan a
buscar algo que satisfaga a su espíritu. ¿Cuánto habrá sufrido para exclamar:
×Mi sendero me parece más difícil y repito
Con mayor desesperanza el estéril
¿para qué?Ø
Y más cuando
exclama:
×Agoniza mi espíritu enclavado
Sobre la cruz del Tedio (1905)Ø.
Intuye
alguna esperanza futura cuando escribe:
×Y aguardando sigo inquieta, a la fuerza resignada
Que la muerte al fin me venga a
dormir o despertarØ.
En 1902
muere Fernando cruz en París, y en 1904 los cuatro hermanos Cruz Arroyo vienen
a Guatemala. El espíritu de la época no pudo o no quiso comprender a María y
ella añora la vieja y querida Europa, a la que dejo con el corazón lleno de
tristeza:
×Golondrina alirrota alcé mi vuelo
Creyendo que mi carga de dolores
Quedaba atrás en el extraño suelo
Do quedaban también tiempos
mejoresØ.
Aquella peregrina eterna que finalmente volvió a su
casa era María Cruz Arroyo, de quien José Joaquín Palma dijo después de
publicarse sus primeros versos: “Creo
que la poetisa que Centroamérica esperaba ha llegado”.
Después de la muerte de su padre, María se dedicó a
viajar. De esta época data el poema Al partir, que refleja el inmenso vacío que
experimentaba.
“El navío vagabundo entrará quizás al puerto;
partió en la mar perdido quedas ¡Ay! corazón
muerto”.
Viaje a la India
Durante 10 años, de 1902 a 1912, María viaja,
escribe versos, vuelve a encontrar a su familia de Guatemala y a sus amigos,
pero la fuerza que la empuja la hace tomar la decisión de partir a la India,
allá va en contra del deseo y consejo de familiares y amigos. Durante estos
años María “cavila, duda, cree y vacila, en loco empeño el misterio tenebroso
intentando elucidar” y en 1912 irá en busca de la solución de lo que tantos
años la ha atormentado.
La decisión de María por viajar
no respondió a un plan económico, científico o político, sino a una búsqueda
existencial. “El relato de viajes comprendido como la fusión dinámica de un
registro privado con uno de carácter público, dejará de ser mera inscripción de
la aventura personal, íntima, para convertirse en una forma discursiva de la
que se valieron las mujeres para discutir temas de gran relevancia y contenido
político”, agrega Ortiz Wallner.
En 1912
realizó un periplo que marcó su vida y también su estilo literario. Su libro
Cartas de la India describe su paso por Bombay, Madrás, Benarés, Jaipur y el
Valle de Cachemira. Originalmente no se trataba de un libro, sino de una
colección de 13 cartas en francés escritas entre noviembre de 1912 y noviembre
de 1913, dirigidas a una amiga identificada solo por las iníciales MH, quien
residía en París. Esta colega decidió publicarlas al enterarse de su muerte con
el título Lettres del’ Inde.
“Esta es la vida espiritual que yo soñaba, sin
mortificaciones, ni penitencias, sin celda, ni sayal, sin votos, sin claustro,
sentiré muchísimo irme de Adyar. Es un lugar único”, escribió María a su amiga
MH, en una de sus cartas.
En sus
cartas, escritas para sus amigas, no hay estilo literario rebuscado, cuenta
sencillamente sus impresiones sobre lo que visita y aprende en la india.
"Durante un año completo María Cruz escribió cartas
a una amiga que identificaba como M.H. Su verdadera identidad era la periodista
Hortense Marie Heliard y que usó el seudónimo Marc Hélys. Algunos autores se
aventuran a afirmar que entre ellas hubo una relación sentimental. Fue ella,
quien tras la muerte sorpresiva de la escritora, publicó todas esas misivas con
el nombre de Lettres de l’Inde o Cartas de la India."
Describió
una escena de la India así: “A través del humo de las hogueras alcancé a ver a
un hombre con un bastón que parecía que atizaba el fuego o quebraba los huesos
recalcitrantes. Se oía el crepitar y chisporrotear de la carne; era algo
horrible. Distinguí una rótula cerca de un esqueleto calcinado, y aparté la
mirada para siempre. Al lado, la gente se bañaba, dormía o comía. Desde los
techos y cúpulas de templos muy antiguos y medio en ruinas que parecían islas,
lanzaban flores al río y rezaban antes de meterse en el agua…”.
Su cuerpo
frágil no soporta las inclemencias del clima asiático, ni los rigores de sus
viajes y vuelve a Francia en 1914, la salud quebrantada pero feliz y fortalecido
el espíritu. Ya encontró en la lejana y misteriosa india, lo que tanto anheló.
El final
La guerra
europea estalla en agosto de 1914 y María ya no pudo disfrutar de su vida en
París que tanto gustó, ni volver a Guatemala para quien considera que tiene obligaciones.
Se
dedicó a ayudar a los soldados inválidos, a los huérfanos y a las viudas, en
esta faena la sorprendió la muerte en París el 22 de diciembre de 1915 y sus
restos descansaron en el Cementerio de Passy al lado de su padre Fernando Cruz
y del poeta Domingo Estrada, hasta el 21 de septiembre de 1960 en que los tres
cadáveres fueron exhumados para emprender su último viaje a Guatemala.
Filosofía y corriente literaria
Se encontraba sumamente apasionada por el romanticismo, de hecho al leer los poemas de la primera etapa de su
carrera, se puede notar claramente el influjo que esta corriente literaria
imprimió sobre sus letras. Posteriormente, se vio tentada por el modernismo y
ya en la etapa madura de su obra se distingue
su cercanía con esta corriente
Importancias
de su obra
En primer lugar, en su poesía
aparece la reflexión sobre la vida y la muerte, que es el punto de partida de
los existencialistas, estos se preguntan por el sentido de la existencia y el
propósito de sus vidas. Así, de igual manera, muchos poemas de María Cruz
introducen esos interrogantes en sus primeras líneas:
Angustiada me pregunto ¿Es la vida
sólo un sueño? / y aguardando sigo inquieta, / a la fuerza resignada / que la
muerte al fin me venga /a dormir o despertar. (Al partir)
A partir de estas ideas puede
descubrirse su visión sobre la vida, como un tormento y sufrimiento para el
espíritu inquieto, necesitado de respuestas y certezas. Incluso, empieza a
anhelar la muerte (de igual manera que los modernistas y románticos) como única
vía de escape ante esta angustia: Al ritmo fatídico rosario / con el recuerdo
torcedor por guía / mi corazón, que en el mundo no desvía / la dolorosa vía. /
Para mí será sobre la tierra / cada día luctuoso aniversario / por eso, sin temor
al desengaño / mi alma tenaz, brumada de pesares / quiere llegar indómita y
serena / al término fatal de su camino. (En horas de tristeza).
La reflexión sobre la existencia
de otra vida o del destino humano es motivo de angustia y desesperación para la
poeta. Son estos temas propios de la filosofía de la época, que afirman la
completa libertad del hombre en el mundo, dejándolo así a la deriva de la
acción moral y la decisión. El problema de la libertad del hombre (entendida
como independencia de un principio superior que rige su conducta y actividad
moral) produce angustia, que se refleja en su estado de ánimo desilusionado y
desengañado por la vida: Por qué implorar el aislamiento / ruge la tormenta en
el fondo de mi alma / A la luz de las estrellas / faz a faz y con desesperanza
repito, / ¿para qué?/ Mi corazón es roca solitaria y perdida en alta mar /
tumultuosas oleadas de recuerdos / la azotan sin cesar. (En horas de tristeza).
Es la actitud de desencanto típica de los existencialistas. Si el hombre no logra entender su propósito en la vida, no tiene ninguna certeza existencial y está destinado a “ser libre”, o sea, a no asirse a una fuerza superior y ética; entonces, desespera y lo manifiesta como un hastío por la vida. María Cruz ejecuta esta idea en el poema Crucifixión, al comparar su agotamiento espiritual con la muerte en cruz: El terror de la muerte, el desaliento y la ilusión fallida / hasta del mismo Dios abandonado / y hasta sin fe para esperar remedio /agoniza mi espíritu enclavado / sobre la cruz del tedio.
Es la actitud de desencanto típica de los existencialistas. Si el hombre no logra entender su propósito en la vida, no tiene ninguna certeza existencial y está destinado a “ser libre”, o sea, a no asirse a una fuerza superior y ética; entonces, desespera y lo manifiesta como un hastío por la vida. María Cruz ejecuta esta idea en el poema Crucifixión, al comparar su agotamiento espiritual con la muerte en cruz: El terror de la muerte, el desaliento y la ilusión fallida / hasta del mismo Dios abandonado / y hasta sin fe para esperar remedio /agoniza mi espíritu enclavado / sobre la cruz del tedio.
A partir de estos poemas puede
verse cómo el tema de la angustia cohesiona y unifica muchos de sus versos, y
la convierte en una de las pocas poetas de Guatemala que trabajan desde la
visión existencialista.
La poesía y
la prosa de María son importantes porque forma parte del grupo emergente de
mujeres intelectuales y escritoras de finales del siglo XIX y principio del XX,
según el ensayo de Alexandra Ortiz Wallner, que aparece en Mujeres en el
bicentenario. Aportes femeninos en la creación de la República de Guatemala.
Hoy en día es considerada como una de las poetisas más relevantes de
Guatemala, siendo de las únicas mujeres que no sólo
cultivaron las letras sino que fueron capaces de mostrarla al mundo, y nada
menos que al mundo parisino de finales del siglo XIX tan pendiente de la poesía
y ligado a las ideas modernas hasta conseguir ser llamada “la modesta violeta de nuestros jardines
poéticos”, por el escritor guatemalteco Ramón A. Salazar.
Algunas de sus obras fueron "Cenizas
de Italia", "En
horas de tristeza" y "Nocturno". Cabe mencionar que también tradujo a importantes
poetas, siendo su trabajo más destacado la traducción de la obra de Charles Baudelaire.
Poemas
|
Fecha en la que escribe.
|
Selénica
Al
partir
En
horas de tristeza
¿Para
qué?
A
la Antigua
En
la Antigua
Cenizas
de Atalia
Crucifixión
Navegando
Bajando
el Rin
El
guante
Nocturno
La
raquera
Descanso
Mis
estatuas
El
sollozo de Giuliana
El
poeta y la musa
Epilogo
|
------sin
dato-----
South
Amplou, agosto de 1902.
Antigua
Guatemala 1902.
------sin
dato-----
------sin
dato-----
Antigua
Guatemala diciembre 1902.
Pompeya,
Italia, febrero de 1902 / Guatemala julio 1905.
Guatemala,
octubre de 1905.
Marzo
de 1906.
En
el Rin, agosto de 1906.
París,
Francia, Agosto de 1906.
En
el Mar, diciembre de 1906.
Guatemala,
octubre de 1907.
Guatemala,
1907.
Guatemala
1907.
Siena,
Italia, mayo de 1909.
------sin
dato-----
------sin
dato-----
|
Traducciones
|
|
Perfume
exótico
De
profundis clamavi
La
cabellera
Ulaluma
“Le
guigon” / la mala suerte
|
Guatemala,
1905.
------sin
dato-----
------sin
dato-----
------sin
dato-----
------sin
dato-----
|
La
fecha exacta en algunos poemas no se describe debido a que se desconoce la
autenticidad de la misma.
Se
presentan algunas de las traducciones que están disponibles y de las cuales
están vigentes para beneficio del lector.
En 1902,
tras la muerte de su progenitor, los hermanos regresaron a Guatemala. Para ese
entonces los poemas de María, a quien su padre le inculcó el amor por las
letras, habían sido publicados en El Salvador, antes que en Guatemala. Sus trabajos causaron gran admiración desde
que se dieron a conocer en la revista (La Quincena de El Salvador) a principios
del siglo XX.
Fueron
famosas sus traducciones de los escritores franceses Musset, Baudelaire y
Verlaine.
Información reunida por: Gendri
Referencias:
Poesía,
María Cruz. Compilación, María
Albertina Gálvez G. Editorial, Tipografía Nacional de Guatemala, 2da Edición,
Año 2010.
María
Cruz la escritora errante. Claudia Palma. Prensa Libre. Guatemala, Guatemala.
Agosto 16, año 2015. http://www.prensalibre.com/maria-cruz-la-escritora-errante
“LO FATAL”
ResponderEliminarsoneto.
¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!…
Rubén Darío
Soy el que cruza gleba sensitiva
nómada lítico en profusa fauna
de pródiga flora con clara duna
que mi libertad mantiene cautiva.
.
Ya no siento los pasos de la luna,
muchos soles que la vuelven furtiva
por ingrato llanto de no ser viva…
ya todo me parece seca bruna
.
Triste es desandar lo que caminamos
es triste saber lo que un día fuimos
y hoy en nuestro funeral poner ramos
.
No emergí limpio al pasar por sus limos:
Dilapidé lo que todos amamos
lo fatal fue no saber si vivimos
.
.
Dr. Rafael Mérida Cruz-Lascano
“Hombre de Maíz”
Guatemala, C.A.
Sobrino nieto de MARÍA CRUZ ARROYO, hijo de Conchita Cruz-Lascano y Gálvez-Verdugo de Mérida
Duna: Arenilla que se desplaza por la acción del viento,
Launa: Arcilla, pasta homogénea e impermeable,
Imos: Sedimento de erosión fluvial.
https://www.creatividadinternacional.com/profiles/blogs/i-concurso-internacional-de-trovas-ubt-omt-guatemala-2017
ResponderEliminarMARIA CRUZ ARROYO
Iº CONCURSO INTERNACIONAL DE TROVAS - UBT - OMT GUATEMALA - 2017